Somos un país multicultural, especialmente desde hace unos años y como consecuencia de la inmigración y esto se traslada, como no, al rito funerario que no es una excepción en lo que a usos y costumbres se refiere. Si cabe es uno de los ritos más afectados por la procedencia cultural del fallecido. Si alguien tiene interés en conocer los ritos de otras religiones, puede visitar este interesante enlace.
Pero vayamos con el que más se practica en España que no es otro que el rito católico, ya que la mayoría de la población profesa esa religión de un modo más o menos profundo, y especialmente las generaciones más mayores que nacieron en el siglo pasado y la religión católica estaba mucho más arraigada.
Lo primero que hay que decir es que el rito católico está dividido en tres partes bien diferenciadas: el velatorio, la misa y la inhumación o cremación. Vamos a ver cada una de ellas, y sus correspondientes costumbres. No entraremos en el detalle de las diferentes zonas de España, porque sería un artículo muy largo, y nos vamos a quedar con los aspectos generales y más comunes a todos ellos.
Actualmente, la costumbre de velar al fallecido sigue vigente, si bien la práctica de hace años, y especialmente en el ámbito rural, de habilitar una habitación amplia del domicilio para velar al difunto ha sido sustituida por la de utilizar el tanatorio local, ya que la gran mayoría de municipios cuentan con uno o sino lo tienen muy próximo.
El velatorio es un acto eminentemente social, y sirve para para familiares, vecinos, amigos y en general las personas vinculadas al fallecido y la familia le puedan dar el último adiós. Además de las facilidades que supone el velatorio en un tanatorio, hay que añadir que las condiciones sanitarias, de temperatura, etc. son las adecuadas para que el cuerpo pueda estar expuesto durante horas.
Las denominadas salas son el lugar del tanatorio donde se puede recibir a las personas que deseen dar el pésame a la familia, e incluso recibir un responso. El tiempo que establece la ley para que una persona sea inhumada es de 24 horas, por lo que habitualmente la permanencia en el tanatorio es de ese mismo tiempo. Éste es también el lugar donde enviar flores, las clásicas coronas, o de cualquier otro tipo.
La existencia de empresas funerarias y aseguradoras han conseguido que el proceso sea fácil y la familia pueda contar con una persona, generalmente de la aseguradora, para que los trámites sean llevaderos y ágiles.
La misa es otra de las partes en que se divide el rito, y ha pasado de celebrarse en la iglesia de la localidad o barrio de la familia, previamente a la inhumación, a celebrarse en la capilla que suelen tener los tanatorios, y no hay que confundirla con el último adiós que suele celebrarse en el cementerio en el caso de las inhumaciones.
Por lo que se refiere a la inhumación, se celebra en los cementerios, tanto municipales como privados, y puede hacerse tanto en el caso que sea inhumado el cuerpo como en el caso que lo sean las cenizas. A esta parte del rito pueden acudir aquellas personas que lo deseen, pero lo más habitual suele ser que solo acudan las personas más cercanas al fallecido, por parentesco o amistad.
Photo by Sharon McCutcheon on Unsplash