Un coche que renace de sus cenizas y es robado a los tres meses, un simple tropiezo con fatales consecuencias y una enferma imaginaria protagonizan algunos de los intentos de fraude al seguro más sonados de 2018. Todos ellos fueron descubiertos y, por eso, las compañías que los destaparon han recibido ahora un premio en el XXV Concurso sectorial de detección de fraudes.
Los casos seleccionados en este concurso están recogidos en el informe “El fraude al seguro español, que ha analizado más de 175.000 intentos de estafa, reportados por 41 aseguradoras españolas. Del informe no sólo se desprenden casos sonados sino también cifras que llaman mucho la atención, como el hecho de que por primera vez en los últimos ocho años, ha disminuido el intento de fraude de pequeño importe, es decir, el no profesionalizado.
Aunque no se trate de grandes estafas, evidentemente, la suma de todos los casos supone en su conjunto un importante desfalco para las aseguradoras. Por ello, las entidades dedican grandes esfuerzos a la investigación de fraudes. Según el estudio, el coste medio de investigar un fraude son 247,90€ (aunque la cifra varía mucho según el tipo de seguro). Esta inversión, sin embargo, tiene sus beneficios ya que, por cada euro invertido el sector recupera 47,90 euros y esto tiene tiene una repercusión directa en los clientes. Las compañías resuelven los problemas de la gente con el dinero del resto de asegurados, por lo tanto, quien pide una reclamación indebida o exagerada, en realidad, quiere enriquecerse con el dinero del resto de clientes honrados.
Las aseguradoras recuperan 48€ por cada euro dedicado a investigar estafas
Un año más, el seguro de automóvil ha sido el preferido para intentar colársela al seguro, en este ramo se han detectado el 62% de todos los intentos de fraude. ¿Qué pretendían los asegurados? Realizar reclamaciones desproporcionadas, o bien, ocultar lesiones o daños anteriores al percance. Los seguros de diversos (incluyen hogar, comercio y comunidades) han sido cerca el 30% de los casos, la mayoría de ellos por siniestros simulados. Por último, los seguros de vida, accidentes y salud, han supuesto cerca del 6% de los intentos de estafa, sobre todo, vinculados a la ocultación de lesiones ya existentes.
¿Quieres conocer algunos de los casos más sonados que hemos descubierto en esta edición del certamen? Atento a los que han conseguido los primero premios de su categoría:
El del coche zombie
La investigación que se ha llevado el primer premio en la categoría de automóviles se centra en el curioso caso de un coche que, pese a estar inservible por una salida de la vía, resurge de sus cenizas y como si de un zombie se tratara, se pone de nuevo en circulación hasta que ¡oh, sorpresa! Es robado…
Cuando se denunció el robo del vehículo, a la aseguradora le llamó la atención la mala suerte que había tenido el propietario ya que llevaba solo tres meses asegurado con ellos y, además, en su expediente asegurador constaban varios percances de alto coste.
El propietario lo había comprado en un desguace, a donde llegó después de sufrir un accidente tras el que quedó muy perjudicado (inservible, según el taller). El asegurado sin embargo, había logrado ponerlo en marcha de nuevo y presentó varias pruebas como una multa, un cambio de aceite, un resguardo de aparcamiento… Tras rastrear todas estas pruebas, los investigadores vieron que eran referentes a otro vehículo ya que, el que fue robado no había podido volver a circular, eso sí, de haberlo hecho, la indemnización por robo habría sido muy alta ya que se trataba de un coche de alta gama.
El del tropiezo abrasador
En la investigación que ha conseguido el primer premio en la categoría de seguros patrimoniales se dio un accidente real, pero no ocurrió tal y como explicó el demandante.
Una feria, un tropiezo y la mala suerte de apoyarse en la freidora, llena de aceite hirviendo, de una churrería. El resultado de lo que le ocurrió al demandante del caso fueron importantes quemaduras por buena parte de su cuerpo. Reclamaba, por lo tanto, una indemnización por responsabilidad civil al puesto de churros. No la recibió, sin embargo, porque la cosa no ocurrió así.
Él no paseaba sino que estaba dentro del puesto y esto le sucedió mientras trabajaba, por lo tanto, debía considerarse un accidente laboral. ¿Cómo lo descubrieron? Porque dio cinco versiones distintas sobre lo ocurrido, porque trabajaba en otro puesto de la feria (una pulpería) que difícilmente implicaba que estuviera paseando por allí a esas horas (las seis de la mañana, una hora rara para servir pulpo) y, otro detalle curioso, la propietaria del puesto de pulpos era hermana del churrero.
El de la mujer más enferma del mundo (o no)
El caso que ha conseguido el primer premio en la categoría de seguros personales, de haber sido cierto, debería estudiarse en las universidades de medicina ya que se centra en una asegurada que, según las pruebas médicas, debería estar en coma, sin embargo, lleva una vida normal y corriente.
La investigada contrató un seguro de vida que le protegiera en caso de fallecimiento o invalidez absoluta. Entre los años 2009 y 2014 su salud se resiente por varios sucesos: tiene dos accidentes de tráfico, es diagnosticada de fatiga crónica y fibromialgia y sufre alteraciones de la atención, con deterioro cognitivo grave.
Por todo ello, la clienta ha recibido una gran invalidez, por lo que reclama a la compañía la indemnización correspondiente del seguro de vida.
A la compañía le huele a gato encerrado y un detective acaba descubriendo que se ha ido a vivir a Londres y que allí hace una vida totalmente normal, ¡incluso habla un inglés perfecto pese al deterioro cognitivo! Ante estos hechos, le piden que se someta a pruebas por parte de médicos especialistas en medicina legal: los resultados son tan bajos que deberían corresponder a una persona en coma. Queda patente que la asegurada está simulando.
El jurado encargado de elegir a los ganadores del certamen estaba integrado representantes del sector (UNESPA, ICEA y DGSFP) e instituciones relacionadas (Policía Judicial y Asociación de Peritos).