La movilidad, sobre todo la movilidad urbana, depende cada día más de vehículos distintos de los que estamos acostumbrados a ver en la circulación rodada. Hay clásicos que han estado ahí desde hace mucho tiempo, como son las bicis, pero la oferta se diversifica cada día más. Sea cual sea el medio de transporte alternativo que utilices, todos tienen algo en común: en mayor o menor medida, pueden provocar daños a terceros y sus “conductores” son los responsables. Para asumir estos daños los propietarios pueden tirar de seguro y, más concretamente, de la cobertura denominada técnicamente como responsabilidad civil.
Algunas vertientes del aseguramiento de estos vehículos urbanos alternativos y sin motor han estado vigentes desde hace mucho tiempo. Lo han hecho, sobre todo, a través de la figura del seguro del hogar, contrato que otorga coberturas a los objetos poseídos en la vivienda. Entre ellos, por ejemplo, las bicicletas.
El aumento continuado del uso de este tipo de vehículos, como ocurre siempre con todo uso masivo, presenta un reto para la responsabilidad civil. Esta cobertura es aquélla que adquirimos ante terceros por daños que le podamos haber provocado, a la persona o a sus bienes, en el curso del uso de algo de nuestra propiedad. En este caso, el vehículo terrestre sin motor. La responsabilidad civil existe siempre; es una consecuencia de las leyes. Sin embargo, cuando un uso se generaliza, se va haciendo más importante porque, como una consecuencia lógica de la masificación, la frecuencia de los daños también se incrementa.
En España hay unos 40.000 vehículos sin motor que ya tienen su responsabilidad civil asegurada.
Según cabe deducir de las estadísticas de ICEA, en España podría haber unos 40.000 vehículos terrestres sin motor que ya tienen su responsabilidad civil asegurada. Estos vehículos habrían provocado un volumen de siniestros bastante pequeño, algo menos de 650.
Hablamos, por lo tanto, de una realidad que, hoy por hoy, quizá no aparenta una gran importancia material. Sin embargo, como te hemos dicho, la eventual generalización del uso de vehículos de este tipo, probablemente, tendrá como consecuencia que, en años venideros, tanto los datos sobre aseguramiento como los relativos a los percances producidos acaben creciendo.
Lo importante es entender, en todo caso, que el sector asegurador español tiene una muy amplia experiencia otorgando cobertura a supuestos de responsabilidad civil de muy distinta naturaleza. Se trata de un sector maduro, experto y, por lo tanto, capaz de gestionar estos riesgos con eficiencia respecto del cliente que quiere cubrirse, y dando el adecuado servicio a las personas que finalmente pudieran resultar siendo víctimas del daño.
Así pues, si te estás planteando el aseguramiento, te estás planteando una buena idea para desplazarte con tranquilidad.