Más allá de gestionar su propio negocio, cada vez más las aseguradoras incorporan en su estrategia empresarial iniciativas de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) que contribuyen al bienestar general de la sociedad.
Aunque estas actividades no suponen un rédito económico, les reportan un gran número de beneficios, como una mayor comunicación y compromiso con sus grupos de interés (empleados, clientes, accionistas, administraciones públicas…), un incremento positivo de su reputación y una oportunidad para detectar nuevos productos y mercados. Según el último estudio de ICEA (Órgano de estudios para el sector asegurador), actualmente 5 de cada 10 aseguradoras desarrolla la RSC de forma sistemática, es decir, como una línea de trabajo más. De hecho, el 70% de ellas ha integrado estas acciones responsables en su política estratégica e implican en sus proyectos al máximo órgano de gobierno de la compañía. Más de la mitad de las compañías incluso han creado una fundación para gestionar sus actividades en este ámbito, lo que demuestra que más allá de las buenas intenciones, la industria apuesta por transformar la RSC en acciones reales.
¿A qué se dedican esas acciones?
- Promoción de la salud
- Seguridad vial
- Iniciativas de voluntariado
- Contribución a la sociedad
- Ayuda a colectivos en riesgo de exclusión social
- Innovación en los productos y servicios que ofrecen a la sociedad
- Conciliación de la vida familiar y laboral
- Formación para sus empleados y grupos de riesgo
- Ecoeficiencia
¿Cómo se materializan esas acciones?
Echar una ojeada a las memorias de RSC de las compañías de los últimos cinco años nos permite ver que las buenas intenciones de la industria se traducen en acciones reales. La contribución a la sociedad, por ejemplo, se lleva a cabo de formas muy diferentes, desde las aseguradoras que donan a ONGs los bienes afectados por un siniestro pero que se encuentran en buen estado, hasta carreras populares que acaban en donaciones a proyectos sociales, pasando por premios a la investigación e innovación, ciclos de conferencias e incluso aplicaciones móviles que nos ayudan a cuidar nuestra salud, a mejorar nuestros conocimientos en seguridad vial, etc. En acciones de voluntariado encontramos desde un proyecto con la Fundación Vicente Ferrer para construir 18 viviendas en la India hasta una compañía que dedicó un día de trabajo de sus más de 1000 empleados a colaborar como voluntarios en distintas ONGs o incluso aseguradoras donde el 20% de la plantilla colabora como voluntario en diferentes iniciativas.
En lo referente a productos, las aseguradoras hacen también una gran apuesta, modifican y amplían su oferta para responder de la mejor forma posible a las necesidades de la sociedad. En los últimos años hemos visto desde la creación de seguros a medida (en prestaciones y precios) para personas con diabetes o vehículos ecológicos, hasta seguros de asistencia gratuitos para médicos que trabajan como voluntarios o incluso seguros de vida que tienen como beneficiario a una ONG. En esta línea encontramos también compañías que, por normativa, tienen en cuenta aspectos medioambientales o sociales a la hora de elegir dónde invertir las primas de los seguros de ahorro y jubilación.
En lo referente a su propia organización, las acciones van desde las jornadas flexibles hasta permisos especiales para cuidado de familiares, promoción de la formación interna, becas para los hijos de los empleados e incluso selección ciega del currículum para garantizar la total igualdad de oportunidades.
Artículo publicado en Estamos Seguros de UNESPA