La movilidad, sobre todo la movilidad urbana, depende cada día más de vehículos distintos de los que estamos acostumbrados a ver en la circulación rodada. Hay clásicos que han estado ahí desde hace mucho tiempo, como son las bicis, pero la oferta se diversifica cada día más. Sea cual sea el medio de transporte alternativo que utilices, todos tienen algo en común: en mayor o menor medida, pueden provocar daños a terceros y sus “conductores” son los responsables. Para asumir estos daños los propietarios pueden tirar de seguro y, más concretamente, de la cobertura denominada técnicamente como responsabilidad civil.
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